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Histerectomía

En este artículo voy a explicar todos los factores que se deben tener en cuenta cuando el médico te plantea una histerectomía.

¿Qué es la histerectomía?

La histerectomía consiste en la extirpación quirúrgica del útero. Hoy en día se practica también sistemáticamente la extirpación de las trompas cuando se extirpa el útero ya que estas pierden su utilidad y se sabe que el cáncer de ovario se origina en ellas por lo que al extirparlas estamos haciendo prevención del mismo. Sin embargo, los ovarios deben preservarse en las mujeres jóvenes (menores de 60 años).

¿Qué tipos de histerectomía existen?

Son, básicamente, tres:

  1. Histerectomía subtotal (también llamada supracervical): se extirpa sólo la parte superior (cuerpo) del útero. El cuello uterino se deja en su lugar. En nuestra opinión se trata de una cirugía incompleta que solo se justifica cuando estamos tratando un prolapso genital por laparoscopia mediante la técnica de sacropexia ya que así evitamos colocar la malla directamente en contacto con la vagina abierta.
  2. Histerectomía total: se extirpa todo el útero y el cuello uterino. Consideramos que esta es la técnica de elección cuando se realiza esta operación.
  3. Histerectomía radical: se extirpa el útero en su totalidad, el tejido que se encuentra a ambos lados del cuello uterino, la parte superior de la vagina y los gánglios pélvicos. Esta tipo de histerectomía se realiza en casos de cáncer de cuello uterino.

¿Cuáles son las vías de abordaje?

Hay tres formas diferentes de llevar a cabo una histerectomía: por vía vaginal, por vía abdominal o por vía laparoscópica. El médico debe ayudar a decidir qué tipo de abordaje es el más adecuado es cada caso.

El procedimiento específico dependerá de la historia clínica y de la indicación de la cirugía. Sin embargo, se puede asegurar que la mejor vía de abordaje es la vaginal y que cuando esta no sea aplicable se debe optar por la vía laparoscópica.

Hoy en día, más del 95% de las histerectomías se pueden (¡y deben!) realizar por una de estas dos vías ambas consideradas mínimamente invasivas.

  1. Histerectomía abdominal: el cirujano hace una incisión quirúrgica de 12 a 15 cm en la parte inferior del abdomen. Esta incisión puede ser vertical (desde el ombligo al pubis) o transversal, justo por encima del nacimiento del vello púbico. Este tipo de histerectomía es la que se asocia con mayor tiempo de recuperación y mayor tasa de complicaciones.
  2. Histerectomía vaginal: el cirujano realiza un corte en la parte superior de la vagina, a través del cual realiza la intervención y extirpa el útero. La herida del fondo vaginal se cierra con puntos de sutura. Este tipo es el que se asocia con menos complicaciones y con tiempo de recuperación más corto. Sin embargo, tiene la desventaja de que no se puede explorar la cavidad abdominal.
  3. Histerectomía laparoscópica: un laparoscopio es un tubo estrecho, de 0,5 cm. o de 1 cm. de diámetro, dotado de una lente en uno de sus extremos y conectado, mediante fibra óptica, a una cámara de televisión y una fuente de luz en el otro. El cirujano hace generalmente 4 incisiones pequeñas (de 5 a 10 mm. de longitud) en el abdomen por las que introduce, a través de trócares, el laparoscopio y otros instrumentos quirúrgicos (LINK A FOTOS O VIDEOS) realizando toda la cirugía con visión perfecta del campo operatorio(LINK A FOTO O VIDEO). En algunos casos se puede utilizar un robot quirúrgico. Algunos médicos piensan que aporta mayor precisión quirúrgica pero todos los estudios realizados muestran que no hay ninguna diferencia en cuanto a resultados cuando se realiza una laparoscopia estandard o robótica.

Creemos que hoy en día no se justifica la denominada histerectomía vaginal asistida por laparoscopia. Esta técnica combina las dos anteriores y, a nuestro juicio, solo consigue perder las ventajas que aportan las dos técnicas por separado.

Sin embargo, sí se justifica totalmente las modificaciones recientes de la laparoscopia que consiguen una agresividad mucho menor en la operación. Entre estas opciones ultra mínimamente invasivas destacamos la denominada laparoscopia de puerto único o la aún más reciente modificación de la técnica que permite colocar instrumentos de 3 milímetros sin utilizar trócares (LINK A FOTO O VIDEO), lo que permite un resultado estético perfecto.

Indicaciones de la histerectomía

Existen muchas razones por las cuales una mujer puede necesitar una histerectomía. El procedimiento se puede recomendar si la paciente presenta:

  • Cáncer del endometrio.
  • Cáncer de cuello uterino o una entidad precancerosa del cuello uterino llamada displasia cervical.
  • Cáncer ovárico.
  • Complicaciones durante el parto, como la hemorragia incontrolable.
  • Endometriosis severa que no responde al tratamiento médico.
  • Caída del útero hacia la vagina (prolapso uterino).
  • Miomas uterinos.
  • Adenomiosis.

Alternativas a la histerectomía

La histerectomía es una cirugía compleja que no está exenta de complicaciones. En función de la causa que la indique pueden existir alternativas a este procedimiento. El ginecólogo puede informar a la paciente sobre otras técnicas menos invasivas que podrían sustituir a la histerectomía en función de cada caso. Entre estos procedimientos menos invasivos se encuentran:

  • Embolización de las arterias uterinas.
  • High Intensity Focused Ultrasounds (HIFU)
  • Ablación endometrial

En algunos casos se puede intentar realizar tratamiento médico por vías alternativas como la colocación de un DIU liberador de hormonas (mirena).

Riesgos de la histerectomía

La histerectomía puede presentar las complicaciones comunes a cualquier otra cirugía:

  • Reacciones alérgicas a los medicamentos.
  • Problemas respiratorios relacionados con la anestesia o con la cirugía.

Aparición de coágulos de sangre dentro de las venas que en raras ocasiones pueden afectar a los pulmones.

  • Hemorragias.
  • Infecciones.

Los riesgos más específicos de la histerectomía son:

  • Lesión a la vejiga, los uréteres o el intestino.
  • Raramente dolor durante las relaciones sexuales después de la cirugía.

Recuperación posterior

Cuando se utiliza una técnica mínimamente invasiva (vaginal o laparoscópica) la recuperación completa tarda entre 2 y 4 semanas en la mayoría de pacientes. Sin embargo, cuando se utiliza la vía abdominal el tiempo de recuperación es más largo y suele tardar entre 4 a 8 semanas. Es posible que la paciente experimente cierto grado de cansancio o falta de apetito durante ese periodo.

Se recomienda ducharse en cuanto la paciente se recupera de la anestesia después de la cirugía y puede levantarse. Esto es posible en la mayoría de casos dentro de las primeras 12-24 horas tras la cirugía. Es aconsejable tomar alimentos variados, con porciones más pequeñas de lo normal tomando refrigerios saludables entre las comidas.

Es aconsejable incrementar la ingesta de frutas y verduras y beber dos litros de agua al día para evitar el estreñimiento. Es conveniente reiniciar la actividad física moderada (caminar) justo después de la cirugía. Caminar por la casa, o utilizar las escaleras es posible desde los primeros días del postoperatorio.

También se recomienda reiniciar las actividades cotidianas tan pronto como la paciente se sienta capaz de hacerlo. No hay problema en levantar pesos moderados (4-5 kg. máximo) pero no se debe levantar nada pesado ni hacer esfuerzos excesivos durante las primeras 3 semanas; la regla debería ser que si duele o molesta cuando se desarrolla cierta actividad, dicha actividad debe suspenderse.

Tampoco se deben hacer abdominales u otros deportes hasta que el médico haya examinado a la paciente. En algunos casos las pacientes pueden volver a trabajar a las dos semanas de la operación pero es posible que para ese momento la paciente sienta cansancio con con facilidad. En algunos casos también es posible conducir, con permiso médico, a los 4-5 días de la operación.

Debido a la sutura que cierra la herida del fondo vaginal no se debe poner nada en el interior de la vagina durante las primeras 4-6 semanas (siempre debe hacerse con permiso médico). Esto incluye baños, duchas vaginales, el uso de tampones y, por supuesto, las relaciones sexuales. Estas no deberían comenzarse antes de ese tiempo y siempre después de que el cirujano haya confirmado que pueden reiniciarse. En este sentido, si la vida sexual era satisfactoria antes de la cirugía, esta debería continuar igual después de la operación. Si por el contrario, los síntomas que presentaba la paciente y que motivaron la cirugía interferían con las relaciones sexuales, la calidad de vida sexual con frecuencia mejora después de la cirugía.

En cuanto a los cuidados de las heridas, lo más conveniente es mantener estas al aire cuidando de que estén bien limpias y bien secas hasta que el médico retire las suturas que las cierran.

Cuándo llamar al médico

Es conveniente ponerse en contacto con el cirujano en los siguientes casos:

  1. La temperatura corporal es igual o superior a 38° C.
  2. La herida quirúrgica está sangrando, está roja y caliente al tacto o tiene una secreción espesa y lechosa de color amarillo o verde.
  3. El dolor persiste a pesar de tomar la pauta de analgésicos indicada.
  4. Hay dificultad para respirar.
  5. La paciente no puede beber ni comer.
  6. Se presentan náuseas o vómitos.
  7. La paciente no puede eliminar gases o realizar una deposición.
  8. Existe dificultad o dolor al orinar.
  9. Hay leucorrea (flujo vaginal) con mal olor o muy abundante.
  10. Hay sangrado vaginal tan abundante o mayor que el de una regla
  11. Existe hinchazón o enrojecimiento en una de las piernas.

Revisión postoperatoria

La primera revisión postoperatoria con el cirujano se realiza normalmente entre los 7 a 10 días después de la cirugía. Durante la misma, el médico llevará a cabo una exploración ginecológica para determinar que tanto la sutura vaginal así como las incisiones del abdomen han cicatrizado bien y se puede proceder a la retirada de los puntos. La siguiente revisión, normalmente la definitiva, siempre y cuando no se deba a un proceso maligno, es pasado un mes tras la cirugía.

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