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Quistes ováricos

Los quistes ováricos son “sacos” llenos de material líquido que se sitúan en el interior o la superficie del ovario.

Es común que muchas mujeres experimenten la presencia de quistes ováricos en algún momento de sus vidas, siendo muchos de ellos asintomáticos o con síntomas mínimos. La gran mayoría de estos quistes ováricos tienden a desaparecer por sí mismos sin necesidad de tratamiento al cabo de unos meses.

Sin embargo, algunos quistes ováricos, especialmente aquellos de gran tamaño o que presentan alguna complicación (ruptura, torsión…) pueden generar síntomas significativos.

¿Qué síntomas producen?

En caso de producir síntomas, los más comunes son:

  • Ciclos menstruales irregulares.
  • Dolor pélvico.
  • Dolor durante la menstruación (dismenorrea).
  • Dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia).
  • Náuseas, vómitos y tensión mamaria.
  • Sensación de presión en la pelvis.
  • Necesidad frecuente de orinar.

Los quistes de gran tamaño se pueden romper y liberar su contenido en la cavidad abdominal, o torsionar, donde se retuercen sobre sí mismos y afectan el riego sanguíneo y causan un infarto en el quiste y el ovario. Los síntomas de alerta más comunes ante una posible complicación incluyen:

  • Dolor abdominal súbito e intenso.
  • Dolor abdominal acompañado de fiebre, náuseas, vómitos…

¿Qué tipos de quistes ováricos existen?

  • Quistes funcionales

Cada mes, en los ovarios crecen pequeñas estructuras quísticas conocidas como folículos. Estos folículos producen hormonas sexuales (estrógenos) y liberan el óvulo contenido en su interior (ovulación) aproximadamente a mitad del ciclo. Posteriormente, tras la ovulación, el folículo “se encoge”, cicatriza y se transforma en una estructura denominada cuerpo lúteo, responsable de la producción de progesterona y estrógenos.

Existen dos tipos de quistes funcionales:

  • Quiste folicular: Si el folículo no se rompe a mitad de ciclo y no libera el óvulo, puede seguir creciendo, llenándose de líquido y dando lugar a un quiste folicular.
  • Cuerpo lúteo hemorrágico: si, tras liberar el óvulo, el cuerpo lúteo no cicatriza correctamente, se puede acumular sangre en su interior formando un quiste de contenido hemorrágico.
  • Quistes dermoides/teratomas: en su interior contienen tejidos muy variados como grasa, pelos, huesos, dientes…
  • Cistoadenomas: se originan de la superficie del ovario y en su interior contienen líquido seroso o moco.
  • Endometriomas

¿Cómo se diagnostican?

Los quistes de ovario se pueden sospechar en la exploración ginecológica de rutina, al palpar los ovarios aumentados de tamaño.

Las pruebas complementarias irán encaminadas a valorar el tamaño y el tipo de quiste.

Aunque la mayoría de los quistes de ovario son benignos, es fundamental realizar un diagnóstico diferencial con el cáncer de ovario, ya que, en este último caso, la identificación temprana es de suma importancia.

Las pruebas complementarias incluyen:

  • Ecografía ginecológica: preferiblemente vía transvaginal. Permite confirmar la presencia del quiste, su tamaño, localización y su composición (líquido, sólido, mixto…), la presencia de vasos sanguíneos y las características de estos, etc.
  • Analítica de sangre: según las características del quiste y de la paciente (edad, estado hormonal…) puede estar indicado el análisis de los niveles de ciertos marcadores tumorales como el CA125. Estos marcadores pueden elevarse en ciertas condiciones no cancerosas como la endometriosis.
  • TAC o Resonancia Magnética: en casos de dudas diagnósticas.

¿Cómo se tratan?

El tratamiento de elección dependerá de las características del quiste (tamaño, tipo…), los síntomas que produzca, así como de las características de la paciente y su deseo.

  • Seguimiento: puede estar indicado en caso de quistes funcionales con poca clínica. Su ginecólogo establecerá el intervalo de seguimiento.
  • Tratamiento hormonal: puede estar indicado en caso de quistes funcionales.

Laparoscopia: es el tratamiento de elección para la exéresis de quistes ováricos no funcionales, así como para aquellos quistes funcionales que no resuelven espontáneamente, experimentan un crecimiento significativo o generan síntomas pronunciados.
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