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Prolapso genital

¿Qué es el prolapso genital?

El prolapso genital es el descenso de uno o más órganos pélvicos. Según los órganos descendidos hablamos de:

  • Anterior: prolapso en vagina de uretra o vejiga o ambos (cistocele, uretrocele).
  • Medio: descenso de útero o de cúpula vaginal (prolapso uterino, enterocele).
  • Posterior: prolapso de recto en vagina (rectocele).

La dificultad para determinar su prevalencia radica en que muchas mujeres no buscan atención médica o lo hacen en etapas avanzadas. Según un estudio realizado en la población estadounidense, se encontró que el 41 % de las mujeres de 50 a 79 años presentaban algún grado de prolapso genital.

¿Por qué se produce?

El prolapso genital se debe a la rotura o debilidad de los tejidos de sostén del suelo pélvico; algunos de los factores de riesgo más comunes son:

  • Traumatismos obstétricos, multiparidad, fetos grandes, partos instrumentados (fórceps, espátulas…).
  • Disminución de los niveles de estrógenos como ocurre con la edad (menopausia).
  • Mala calidad de los tejidos de sostén de la pelvis (músculos, ligamentos): más frecuente en raza blanca y asiática que en raza negra.
  • Aumento mantenido de la presión abdominal: obesidad, enfermedades respiratorias que producen tos crónica, actividad física intensa.
  • Antecedente de cirugía pélvica.

¿Qué síntomas produce?

La sintomatología dependerá de los órganos prolapsados y de su grado de prolapso.

  • Sensación de peso en la pelvis.
  • Presencia de “bulto” protruyendo por la vagina.
  • Problemas urinarios, como pérdidas de orina o retención de orina.
  • Dificultad para defecar.
  • Dolor lumbar.
  • Sensación de sentarse sobre una pelota pequeña o sensación de que “algo se cae” de la vagina.
  • Molestias en las relaciones sexuales como por ejemplo la sensación de pérdida de tono de las paredes vaginales.
  • Habitualmente, la sintomatología empeora a lo largo del día.

¿Cómo se trata?

  • Pacientes con prolapsos leves o moderados SIN síntomas o con síntomas que NO MOLESTAN: el tratamiento no se considera necesario. Sin embargo, el suelo pélvico puede continuar debilitándose, haciendo que el prolapso empeore con el tiempo.
    • Los ejercicios de Kegel pueden ayudar a fortalecer la musculatura del suelo pélvico, y así mitigar la sintomatología y enlentecer la evolución del prolapso.
  • Evitar el sobrepeso como el ejercicio físico que implique el aumento de presión dentro de la cavidad abdominal (elevar pesos de forma mantenida, hacer abdominales…)
  • Pacientes con prolapsos severos o cuyos síntomas afecten a la calidad de vida de la paciente:
    • Cirugía: Es el tratamiento de elección en estos casos. Existen diversas técnicas para abordar el prolapso genital, entre las cuales se incluye la reparación del tejido dañado, donde la colocación de mallas sintéticas puede resultar especialmente beneficiosa. En situaciones particulares, puede recomendarse la realización de una histerectomía (extirpación del útero). La elección de la vía quirúrgica se determinará según las características específicas de cada caso, siendo las opciones más frecuentes la vía vaginal y la laparoscopia.
  • Pesario: se trata de un dispositivo con forma de rosquilla que se coloca en el interior de la vagina para sostener el útero en su posición correcta. Existen diversas formas y tamaños de pesarios que se ajustan a las necesidades individuales de cada paciente. Por lo general, se emplea como un tratamiento temporal mientras se espera la realización de la cirugía.

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